Una jovencísima Teresa en su camerino posando con un ramo de flores (cedida)

Capítulo anterior: https://villarrobledodiario.com/teresa-jareno-la-gran-artista-de-villarrobledo-iii-por-santos-garcia-catalan/

Santos García Catalán

En el capítulo anterior, Teresa nos comentaba sus recuerdos en esas giras con las grandes figuras, como Manolo Escobar, donde el grupo era una familia.

Actuaciones en Italia

En la cresta de la ola con la canción, a Teresa no le faltaban propuestas para hacer giras, galas o actuaciones sueltas en fiestas de los pueblos. Hasta incluso llegó a desplazarse a Italia.

Lo recogemos de una entrevista que le hicieron en el Diario Madrid en julio de 1966: “Mi presentación fue todo un éxito, tanto es así que al año siguiente, es decir en 1965, debuté en el Teatro Calderón con el espectáculo “Una oportunidad” y de ahí pasé a a formar parte de un “ballet” y con él marché a Italia”

La propuesta para hacer cine la rechaza. ¡Pedrés pudo más!

Teresa recuerda la propuesta que le hicieron para intervenir en una película:

“Contactaron conmigo y me propusieron intervenir en la película “Lola la piconera”, que dirigió Fernando García de la Vega. Me habían hecho unas pruebas para ello y esperé a que me llamaran. Quince días antes de la boda, en junio de 1968, me llamaron para saber si estaba preparada para hacer la película. ¡Lo siento mucho, les dije, pero me retiro y abandono mi carrera! Luego, en 1969 la haría Rocío Jurado. Así que mi carrera duró unos 10-11 años desde que empecé en la emisora de Villarrobledo”

Espectaculares fotos de Teresa que corresponden a las pruebas fotográficas para intervenir en una película. En 1969 la haría Rocío Jurado (cedida)

Cambio radical en la vida artística de Teresa Jareño

A partir de ahora nos adentramos en el mundo romántico de una Teresa jovencísima, quien fue cautivada por el que sería el amor de su vida: Pedro Martínez “Pedrés”. Un hombre tenaz en el toro y en el amor…porque le costó sudor y alguna lágrima conquistar a nuestra paisana.

El día en que Teresa y Pedrés se conocen

“Conocí a Pedro el 27 de mayo de 1967-nos relata Teresa con precisión suiza-. Yo tenía 17 años y el 35, se acababa de retirar del toreo activo. Lo conocí en la antigua Casa de la Mancha, (allí estaba integrada la Peña Taurina de Albacete, donde yo iba desde muy pequeña. Me llevaba Pedro, (el vecino de Villarrobledo, que era como de la familia). Pedro era socio de la Casa y allí pasaba los domingos donde yo cantaba de vez en cuando”.

Un villarrobledense presidente de la Casa de la Mancha

Fue al principio de los años 50 cuando el abogado Rodolfo Martínez Acebal, hermano del boticario Gustavo Martínez Acebal (la farmacia que está frente al “Zabi” y así nos entendemos todos). Ostentó algún cargo político este paisano que, además, recitaba y cultivaba la poesía, según Miguel Martínez. Mis fuentes (Hermanos Angosto y Pedro Sáiz) lo confirmaron enviando una fotocopia del libro de don Agustín Sandoval “Maraña de Familias”. Y es que Villarrobledo sale por todos sitios donde busques. Hecho este inciso volvemos con Teresa.

Los recuerdos de Teresa en la Peña Taurina de Albacete

“Me querían mucho en la Casa, -nos comenta Teresa con emoción- recuerdo con afecto al señor Valenciano y al señor Honorio… yo ya cantaba en la radio y me hicieron hija predilecta. Cuando tenía 17 años me hicieron madrina, ya había grabado mis discos, ya era como decían ellos ¡una gran artista! Muchas veces habían invitado a Pedro, pero por su profesión no había ido con frecuencia, (ahora dan el trofeo Pedrés todos los años). Ese día me dijo que estaba aburrido en el campo y se decidió venir (el destino, quizás)”.

Y surgió el amor entre ambos

Yo estuve cantando y todo hay que decirlo; aunque no era muy flamenco, algo le debió de pasar a Pedrés. Yo no lo conocía de nada, ni de nombre siquiera, pues no era muy taurina. Mis padres si le conocían por ser un torero de Albacete y de verlo alguna vez en televisión. A mí me cayó muy bien, pero tampoco hice mucho caso. No debió ser lo mismo para él, pues debí de impresionarle y a los pocos días me llamó, -no sé quién le daría el teléfono- y me dijo que había hablado de mí a Manolo del Rey, amigo suyo, que era dueño del tablao flamenco  “El Corral de la Morería”, donde habían actuado grandes artistas como Rocío Jurado, Enrique Morente, Lucero Tena y muchos otros. Manolo le dijo: “venir una noche a cenar y así la conozco. Me encantaría oírla cantar”.

Pedrés y Teresa acaramelados en una noche del tablao. A la derecha su hermana Gabi y un amigo de Pedrés; las “carabinas” de las que hablaba Teresa (cedida)

“Luego me confirmó, como yo me sospechaba, que no pretendía que me contratara, era simplemente una excusa para poder salir juntos (siempre con carabina, yo con mi hermana y el con un amigo). Después con el tiempo, ya casados, íbamos muchas noches al tablao donde nos quedábamos hasta después del espectáculo donde yo cantaba hasta la madrugada, ya solo para los amigos. Manolo del Rey le decía a Pedro ¡qué cantaora me has hecho perder!”

La tenacidad de Pedrés para conseguir a Teresa

“Empezamos a salir y me llamaba desde el campo, no se daba por vencido. Yo seguía cantando y él vino alguna vez a verme, pero no le hacía mucha gracia. Poco a poco, nos fuimos viendo más a menudo, pero yo seguía con lo mío.

Fui a Bélgica a cantar para los españoles que residían allí, hice una gira por Italia con un ballet como grupo y yo como solista. Es curioso, sentía y así me lo demostraban, que cuando salía a cantar se notaba un silencio y había algo que les transmitía que luego lo manifestaban con sus aplausos. Fue una gran sorpresa para mí”.

Teresa confusa e indecisa para entablar relaciones

“Hice un programa en Televisión Española, (no recuerdo si era “Sábado Noche” o “Galas del Sábado”) y él fue acompañarme y ya empezaba a cansarse, pues él quería algo más en serio. Yo estaba muy confundida y asustada con lo que estaba sintiendo, ¡era tan importante la decisión! que yo un día decía que sí y al otro me arrepentía, pues era abandonar todo por lo que había sufrido y luchado.

           

Teresa y Pedrés en aquellos años cenando en la intimidad sorprendidos por el fotógrafo

“Pero por otro lado me decía: “Teresa si a ti no te gusta este ambiente, a ti lo que te gusta es cantar, sin poner zancadillas y pisar a nadie, pero las dos cosas, eran imposible” y yo lo sabía. Fue muy difícil para mí, pero me había enamorado de una persona maravillosa a la que le hice pasarlo muy mal, por mi indecisión. Pedro decía: “¡pero es posible que esta mujer, que es casi una cría, me esté volviendo loco! Hasta que la balanza cayó para donde tenía que caer…”

 

Las despedidas de Teresa para unirse con Pedrés

Nuestra protagonista, se encontraba con muchas contradicciones a la hora de escribir sobre Pedro. Era un secreto entre ambos, y a Teresa le daba cierto reparo profundizar en temas que hasta ahora habían sido tabús para ellos. Al final se decidió y nos contaba lo siguiente:

“Pedro fue un hombre que me quería por encima de todo, y que yo ya no quería estar sin él. Honrado, cabal, cariñoso, amigo de sus amigos… y así fue hasta el final de sus días, con unos valores fuera de lo normal. Me pudo más el corazón que la razón y jamás me arrepentí. Abandoné todo por lo que había luchado”.

Pedrés y Teresa, una pareja excepcional y feliz

“Todos me decían, que estaba loca. Recuerdo el día que fui a despedirme de mi maestro Merenciano y le dije: “maestro lo dejo” y él, asombrado, contestó: “¿qué dejas el qué, a mí? Y nos pusimos a llorar los dos. Luego, como amigo y consejero me decía: ¿lo has pensado bien?, es un hombre mayor que tú. Y si solo es un capricho y si te ha deslumbrado por ser quién es. Yo me reí y le dije: ¡pero si yo no sabía ni quién era! y es de lo más sencillo; yo le quiero y él me quiere. Me dio su bendición y dijo: solo espero que seas lo feliz que yo te deseo de corazón. Carmen, su mujer, me dio una medalla de la Virgen del Carmen que nunca me quité y que todavía llevo al cuello. Me trajo toda la felicidad que ellos me desearon.

Mis padres me conocían bien, como mis hermanos, y sabían de mi madurez y mis convicciones pese a mi juventud. Sabía lo que hacía, lo había madurado y pensado mucho hasta que les dije: ¡me caso!

Al principio se quedaron un poco sorprendidos, solo me preguntaron: ¿sabes lo que vas a hacer? Yo les dije que sí. Pedro vino a casa, habló con ellos y les dijo que quería compartir toda su vida conmigo, y que yo estaba de acuerdo. Y dijo esta frase “he estado 36 años de mi vida esperando a que Teresa llegara”.Y yo que pensaba al principio, ¡cómo una persona tan importante se podía haber fijado en mí”

Teresa Jareño, anunciada entre los grandes artistas de la época en el homenaje a Tony Leblanc. Y bellísima en el día de su boda con el gran Pedrés (cedida)

Enlace para escuchar a Teresa en unas Alegrías de Córdoba: https://www.youtube.com/watch?v=LiJDKu9lThM&list=RDEMRtJ25xGRK5PchHo9a0fCMA&index=3

 

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