Pedrés, en Los Labraos, celebrando el 50 aniversario de su alternativa (2002) (cedida)

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Santos García Catalán.

Lo que opinan y escriben de Pedrés
El albaceteño Paco Mora ha sido amigo de Pedrés desde la juventud. Juntos hicieron correrías taurinas en las capeas. Luego, Mora cambiaría las telas toreras por la pluma y ejerció el periodismo en El Noticiero Universal, Diario de Barcelona, El Correo Catalán y Antena 3 son algunos de los medios por los que ha pasado en sus más de cuarenta años de periodista, aunque su referencia es Interviú, revista de la que fue director. Ya publicamos otro de sus trabajos en torno a Pedrés en el capítulo IX.

Pedrés serio, Pedrés quieto
«…Como los molinos quieto, como los molinos serio». Así definió la notable sensibilidad taurina del poeta utielano Rafael Duyos al torero albaceteño por antonomasia, en cuya personalidad humana y torera se compendian las mejores virtudes de la recia gente de la llanura Manchega.


Paco Mora (Aplausos, 13/04/2020
…Como los molinos quieto, como los molinos serio”. Así definió la notable sensibilidad taurina del poeta utielano Rafael Duyos al torero albaceteño por antonomasia, Pedro Martínez “Pedrés”, en cuya personalidad humana y torera se compendian las mejores virtudes de la recia gente de la llanura manchega. Debutó vestido de luces en una novillada sin picadores el día 2 de julio de 1950 en la plaza de toros de la calle de la feria de Albacete, en un cartel en el que alternaba con el también albaceteño Miguel Gallardo y el valenciano Carbonerito, y armó tal alboroto que a las doce de la noche un numeroso grupo de vehementes aficionados todavía lo paseaban a hombros por las calles de la capital. Había nacido un ídolo que debutó con los del castoreño en el escenario de su revelación el año siguiente. Juan Montero ya tenía pareja.
Ambos estaban destinados a inscribir la escuela albaceteña en los anales del toreo del siglo XX.


Rematando uno de pecho, Sevilla 1963 (Arjona-Aplausos)
Desde aquel día los albaceteños se dividieron en dos sensibilidades altamente identificadas con sus respectivos toreros. Unos eran de Montero y otros eran de Pedrés, solían decir las madres respecto a los hijos de la familia, y enseguida surgió el chiste fácil: “¿Entonces, el padre qué hace en casa?
Montero era la intencionalidad clásica elevada a la enésima potencia, tenía una cabeza muy clara y se le veía el progreso hacia la perfección de día en día. Pedro era la revolución cimentada en un valor serio, seco y sereno que ponía a los espectadores en pie al segundo muletazo.
Dos toreros de contra estilo que formaron enseguida una pareja, que obligó a volver a las plazas a muchos que habían desertado aburridos del imperante sota caballo y rey, y también hizo nuevos aficionados que se quedarían para siempre. Luego vendría Chicuelo II, pero este era otra cosa, era un cabo suelto capaz de espeluznar a los espectadores, con su valor para dar el segundo paso donde pocos eran capaces de intentar el primero.
Más tarde, al rebufo de aquella época gloriosa del toreo albaceteño que protagonizaron Montero y Pedrés, vendría una pléyade de buenos toreros. Pero eso ya era la normalidad. La época dorada, la que ha quedado en los anales de la historia de Albacete, fue la de Montero y Pedrés.
La mala suerte se cebó en Juan Montero, mientras Pedrés salía disparado en solitario hacia el Parnaso de la tauromaquia integrándose entre las figuras de su época, con las que compitió de tú a tú. Su arrolladora personalidad le hizo andar en versos y coplas y hasta los niños tarareaban aquel pasodoble que rezaba: “Pedro Martínez “Pedrés”, torero maravilloso, que al toro va frente a frente y al que le grita la gente por ser artista y valiente: ¡Viva el más grande, viva Pedrés!”.

Iniciando un natural, Sevilla 1963 (Arjona-Aplausos)

Pisó Las Ventas de Madrid por primera vez en una tarde triunfal en la que cortó tres orejas, y la plaza de la capital de España se llenó aquel día de albaceteños de todas las clases sociales, ideas y credos, que obligaron a RENFE a poner trenes especiales para que los paisanos de Juan y Pedro pudieran presenciar el acontecimiento.
Después de una etapa relativamente corta como novillero, Pedro tomó la alternativa en Valencia el 12 de octubre del 52, de manos de Miguel Báez “Litri” –que le cedió el toro “Gitanito”, de Cobaleda- y la confirmó el año siguiente -1953- en Madrid, recibiendo los trastos de matar de manos de Juan Posada.
Los años que siguieron estuvieron repletos de éxitos para aquel espigado y serio muchacho de familia campesina, nacido en Hoyavacas, una finca situada a pocos kilómetros de la capital. Permaneció un tiempo apartado de los ruedos para reponerse de una lesión que no le permitía ejercer su profesión en plenitud de facultades.

Paseando las dos orejas, Sevilla 1963 (Arjona-Aplausos)

Pero curiosamente, y al contrario de lo que suele suceder en estos casos, cuando volvió mostró a la afición el mejor Pedrés, pues había madurado y perfeccionado su singular tauromaquia. Fueron los años en los que le abría cartel a El Cordobés, que era la figura cumbre del momento, y obtuvo éxitos apoteósicos como la tarde de las tres orejas en la Feria de Sevilla. En el año 1965 toreó su última corrida en la feria de Hellín, alternando con Paco Camino y Manuel Benítez.
La Monumental de Barcelona fue una de las plazas talismán para el albaceteño. Precisamente, después de los años de descanso por la referida lesión, actuó en el festival monstruo, de mañana y tarde, organizado por la empresa catalana a beneficio de los damnificados por la tremenda Riada del Vallés, que tantas vidas se llevó por delante, y le hizo una faena extraordinaria a su novillo, dando la dimensión de un torero con todas las condiciones que se le conocían desde novillero pero reforzadas con la más depurada profesionalidad y una sorprendente calidad como muletero.

Sin puntilla, Sevilla 1963 (Aplausos)

Tanto es así, que don Pedro Balañá lo convenció para que volviera, y, partiendo de sus plazas de Palma, Zaragoza, Barcelona, Linares, Sevilla, Medina del Campo y algunas otras, le aseguró un buen número de corridas que Pedrés amplió con creces gracias a sus éxitos. Fue en esa su segunda época cuando alcanzó la consagración irrefutable, con la calidad de su toreo sedimentado, profundo y de una personalidad arrolladora, muy lejos ya de la escueta espectacularidad de los primeros años, pero sin perder un ápice de impacto en los tendidos. Entonces pasó a ser “el maestro Pedrés”.
Su primer apoderado fue Lucinio Cuesta, un modesto taurino albaceteño, y enseguida puso sus ojos en él, como buen conocedor de los auténticos valores de la tauromaquia, el que fuera apoderado y artífice de la carrera de Manolete, don José Flores “Camará”, que lo condujo a la cumbre y viajó con él mientras el cuerpo le aguantó. Después lo apoderó Ignacio Sánchez Mejías, hijo del cuñado de Gallito, y en un breve periodo de tiempo Domingo Dominguín, hermano de Luis Miguel.

Un natural mandón. Sevilla 1963 (Aplausos)

Pedro me lleva poco más de un año -¿Cuántos tenemos ambos?: averígüelo Vargas- y somos amigos desde que todavía no nos había crecido la barba, y lo seguiremos siendo mientras el cuerpo nos haga sombra. Siempre que tuvimos ocasión a lo largo de nuestras vidas, nos reunimos para echar un rato de conversación con manteles de por medio, como los años que viví en Madrid dirigiendo Interviú o en Valencia la radio autonómica.
Como yo tenía asentada mi vida familiar en Cataluña, cuando él viajaba a la tierra de Pompeu i Fabra me llamaba y nos encontrábamos para recordar viejos tiempos, más felices quizás porque éramos más jóvenes. Incluso durante los años que me encargué de la narración de las corridas de toros que transmitía Castilla La Mancha Televisión, me acompañaba en algunas ocasiones.
Y es que Pedro ha sido un grandioso torero, pero como ser humano le da ciento y raya al del chispeante. Es una de las mejores personas que he conocido. Uno, que ha tonteado lo suyo, se tiró un día al ruedo de la plaza albaceteña y ¿saben quién me echó la muleta desde la segunda fila del tendido, cuando di el salto y ya me encontraba inerme en la arena? Pues Pedrés, que la coló de matute en la plaza liada a la cintura debajo de la chaqueta. Era aquella famosa muleta a la que los maletillas de Albacete llamaban la “remendá”, que estaba tan zurcida y parcheada que pesaba más que un matrimonio a disgusto.
Pedrés vive en Madrid rodeado de su magnífica familia, que lo cuida como la joya de persona que es. Ahora nos vemos muy poco pero no pasa día en que no tenga un recuerdo para él. “Pedro Martínez “Pedrés”, torero maravilloso”, dice su pasodoble. Pero como persona es un fuera de serie y tenerlo como amigo es un privilegio”…
Homenaje en Madrid del Aula taurina de Albacete
Tras el brillante artículo del albaceteño Paco Mora, recogemos un artículo de otro paisano, Emilio Martínez, en La Tribuna de Albacete, que “dobla” en contenido y nos ofrece información sobre el homenaje que le tributaron los albaceteños a Pedrés en Madrid el pasado año.

El fallecido ‘Pedrés’ tiene un brillante y emotivo homenaje
Emilio Martínez – La Tribuna de Albacete, domingo, 27 de noviembre de 2022.

José Fernando Molina recogió el Premio que lleva el nombre del legendario matador
José Fernando Molina recibió el premio de manos de Pedro Martínez, hijo de ‘Pedrés’. Foto: Yorlys Cavadía
“Nunca es tarde si el acto es bueno. Una definición típica y tópica, pero que resume perfectamente lo acontecido el pasado domingo en el homenaje que se hizo en Madrid a Pedro Martínez Pedrés, tristemente fallecido hace poco más de un año.
Una reunión con presencia de varios familiares, encabezados por Teresa Jareño, la viuda del coletudo, y sus hijos Pedro, María Teresa y Rocío, que compartieron la emoción por este reconocimiento que a causa de la situación sanitaria de la pandemia no pudo celebrarse en 2021 tras la muerte del coletudo.
En el acto, organizado en el Aula Taurina, que comparten la Casa de Castilla-La Mancha y el grupo de Albacete en Madrid, también participó el matador José Fernando Molina, que recogió el veterano galardón con nombre del homenajeado al mejor toreo de capote de un torero de la tierra en la pasada feria septembrina de Albacete.
Además de los familiares de Pedrés, el acto contó con destacados personajes de la tauromaquia, no todos albaceteños, entre ellos varios críticos y escritores relacionados con la Fiesta que participaron en el animado coloquio con que finalizó.
Una vez que todos fueron tomando sitio en un salón de actos que anduvo muy cerca de colgar el cartel de ‘no hay billetes’, y con puntualidad taurina, comenzó a las doce y media con la proyección de un vídeo en el que, además de fotos e imágenes en movimiento con momentos de faenas del matador, éste daba un repaso verbal a su larga trayectoria profesional.

Pedrés, con sus socio Camará cuando ambos fueron empresarios de Valencia y Albacete. A la derecha de Pedrés está Luis Parreño, periodista albacetense y bien aficionado. Y agarrado al burladero el popular taurino y estanquero Vicente González (cedida)

Una trayectoria en la que además de matador fue empresario de Albacete, de lo que se mostraba muy satisfecho «porque fue mucha gente, se cortaron muchas orejas y se divirtieron», como afirma en la grabación, y ganadero. «O sea, siempre sufriendo, debo ser masoquista», matizaba con sarcasmo manchego.
Precisamente en su labor como criador de reses bravas destacó su gran triunfo en la última novillada que lidió en Albacete en la Feria de 2013, con unos bureles encastados que dieron tan buen juego que Pedrés fue paseado a hombros y sacado así por la Puerta Grande, con una impresionante mirada a la cámara del torero expresando su satisfacción, un plano con el que se cerraba el vídeo.
Un vídeo que caló tan hondo en el público que la mayoría del mismo hizo restallar una fuerte ovación y alguna lágrima se escapó de familiares y amigos.

Pedrés a hombros en Albacete en 2013 (cedida)

Tras esta proyección, que puede verse en Youtube, subieron a la mesa del escenario Pedro, José Fernando Molina y Augusto Huéscar, secretario de la Asociación de Albacete en Madrid y directivo de la Casa Regional, quien les dio la bienvenida, así como a todos los asistentes.
Tras ello, el vocal taurino de esta agrupación, Carlos García, hizo un pequeño y breve repaso biográfico del espada y sus siempre extraordinarias relaciones con la Asociación desde que comenzó como Peña Taurina en 1951”.
Homenaje en Albacete por el 50 aniversario de su alternativa
Recogemos de El Digital de Albacete una información fechada durante la feria de 2022, donde Pedrés recibió un homenaje y se descubrió una placa:
“El concejal de Cultura y Asuntos Taurinos, Vicente Casañ, ha participado en el homenaje que la Unión Taurina de Abonados de Albacete ha realizado al torero Pedro Martínez ‘Pedrés’ y que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de la ciudad. El emotivo acto ha tenido lugar en la Plaza de Toros, donde se ha instalado una placa en honor del matador de toros, y que ha congregado a numerosas autoridades del mundo taurino, además de la familia del torero fallecido.

Cartel anunciador del homenaje a Pedrés por su 50 años de alternativa

“Este es un homenaje más que necesario, que reconoce y pone en valor la figura de ‘Pedrés’, de lo que supuso en la evolución de la tauromaquia, y que además fue una gran persona”, ha señalado Vicente Casañ, añadiendo que “el Ayuntamiento poco a poco va a tratar de ir retomando sus obligaciones de puesta en valor de una sociedad que libremente quiere reconocer a personas que suponen una aportación para la cultura de la tauromaquia”, ha reflejado.

Al acto asistieron los familiares de Pedrés (El digital de Albacete)

Han sido los familiares del maestro los encargados de descubrir la placa, en concreto su hija mayor, Teresa Martínez Jareño, acompañada por sus hermanos Rocío y Pedro. El acto ha congregado a numerosas personalidades del mundo del toro, del periodismo local, profesionales y aficionados, entre ellos el presidente de la Unión Taurina de Abonados de Albacete, Juan Eulogio Alarcón, promotor del reconocimiento póstumo”.

Un momento de la presentación del acto de homenaje a Pedrés (El digital de Albacete).

María Teresa, la hija mayor de Pedrés, fue la encargada de descubrir la placa en honor a su padre (El digital de Albacete)

Carta de María a su abuelo Pedrés.

Con su abuelo Pedrés en una mañana campera en Los Labraos (cedida)

María Rubio Martínez, hija de María Teresa, la primogénita del matrimonio, escribe una carta muy sentida a su abuelo. María es de las más camperas de la familia, está estudiando Veterinaria y, a buen seguro, que atenderá y cuidará del ganado bravo, (y de los animales de Los Labraos) tal y como desearía el gran Pedrés:

“Abuelo: una palabra que, solo con pronunciarla, se nos iluminan los ojos.
Para mí, hablar de él significa cómo he aprendido a valorar muchas de las cosas que hoy me rodean.

Ser abuelo, padre y maestro, no es un trabajo fácil, pero él así lo hizo. Un hombre de pocas palabra, pero que con su mirada nos transmitía lo que sentía.

Agradezco haber podido vivir estos momentos, aunque se nos ha hecho muy corta la infancia y juventud al lado de él.

Pedrés rodeado de seis de sus ocho nietos. Faltan Jesús y la chiquitina Candela (cedida)

He aprendido muchas cosas a su lado. Sobre todo a valorar, respetar y tener lealtad a las cosas y personas que amamos.
Adiós ABUELO. ❤”

Pedrés, Teresa y María con dos añitos (cedida)

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