Pedrés en las temporadas de pleno éxito (cedida)
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En el anterior capítulo, habíamos narrado las 48 tardes que sumó en la temporada de su vuelta a los ruedos (1960), donde Pedrés despertó, de nuevo, una gran expectación entre la afición. A continuación seguimos con las reseñas de la temporada 1961, donde actuó treinta y seis tardes en el escalafón español,
1961 sumó treinta y seis tardes y de nuevo se retira
La temporada de Pedrés del 61 arrancó el 3 de abril en Palma de Mallorca con Curro Girón y Luis Segura, se lidiaron cinco toros de Baltasar lbán y uno de herederos del Marqués de Ruiseñada.
El 23 de abril, en Madrid, le cede su primer toro a José María Clavel, para otorgarle la confirmación, como testigo actuó Luis Segura, las reses portaban la divisa de don Salustiano Galache.
Volvió a lidiar en Palma de Mallorca el último día de abril, compartiendo la lidia con Joaquín Benardó y “Chamaco”, se corrieron bureles de Hijos de don Benardino Giménez.
El 7 de mayo, en Barcelona, le concedió la alternativa a Paco Herrera, la presenció como testigo Jaime Ostos y lidió ganado de don Baltasar lbán.
El 14 de mayo viajó de nuevo a Palma de Mallorca y formó terna con Fermín Murillo yJosé María Clavel.
El 20 de mayo en la Feria de San Isidro madrileña, se enfrentó a un encierro de don Fermín Bohórquez, con Victoriano Valencia y “Mondeño”.
Cerró mayo el 21 en la “Monumental” de Barcelona, acompañado de Luis Segura, José María Clavel y los rejoneadores Ángel y Rafael Peralta, se corrieron seis cornúpetas de don Álvaro Domecq y uno de don Eusebio Vita.
En junio contó con siete contratos, el 3 en Cartagena (Murcia), toreó bureles de don Salvador Guardiola, alternando con Gregorio Sánchez y José Julio. El 4, otro vuelo más a Palma de Mallorca para compartir la tarde con Gregorio Sánchez y Luis Segura.
Pedrés con su apoderado José Flores Camará (cedida)
El 11 de junio toreó en Villena (Alicante), con “El Tino, “Pacorro” y el rejoneador Antonio Moreda. El 18 repitió en Palma de Mallorca, lidiando con Jaime Ostos y los rejoneadores hermanos Peralta.
El 25 de junio toreó en Madrid una corrida goyesca, alternando con Pepe Cáceres, José María Clavel y el rejoneador Josechu Pérez de Mendoza, se lidiaron seis toros de “Barcial” y uno de don Juan Cobaleda.
El 29 en Barcelona, actuó acompañado de Jaime Ostos, “Chamaco” y los rejoneadores Ángel y Rafael Peralta. Concluyó junio actuando en la plaza de Burgos el día 30, junto a Rafael Pedrosa, Curro Girón y Luis Segura, se corrieron reses de don Emilio Ortuño.
Julio lo inició el día 2 en Barcelona, alternando con Manolo González, José María Clavel y el rejoneador Josechu Pérez de Mendoza, los toros fueron de don Antonio Pérez de San Fernando, un dato curioso de esa tarde, fue la asistencia a la corrida de SS. AA. los Príncipes de Mónaco.
El 16 de julio en Cartagena (Murcia) es contratado para torear la corrida a beneficio de Viudas y Huérfanos de la Marina, los siete toros pertenecían al hierro de don Salvador Guardiola y el cartel lo formaron los diestros, “Pedrés”, Gregario Sánchez, Fermín Murillo y el rejoneador Pepe Anastasia.
El 18 del mismo mes, toreó en Sevilla la corrida de la Asociación de la Prensa, en terna con Luis Segura, Paco Herrera y la participación de los hermanos rejoneadores Ángel y Rafael Peralta, se escogió un lote de la ganadería de don Salvador Guardiola y el de rejones fue de don Manuel Escudero.
Pedrés en una de las tardes en Sevilla ( Aplausos cedida)
Terminó julio el 23 toreando en Palma de Mallorca, con Victoriano Valencia, Fermín Murillo y el rejoneador Josechu Pérez de Mendoza.
El 3 de agosto toreó en Málaga, con Antonio Ordoñez y Paco Camino, se lidiaron cinco toros de Samuel Hermanos y uno de doña Carmen González de Ordoñez.
El 6 toreó en Tarragona, acompañado de Curro Girón, Victoriano Valencia y los rejoneadores Ángel y Rafael Peralta. El 13 de agosto actuó en Pontevedra, con Luis Segura, Martín Sánchez Pinto y los rejoneadores Lolita y Cándido López Chaves, y el 16 toreó “Samueles” en San Sebastián, con Jaime Ostos y Paco Camino.
El 20 de agosto, otra vez al tan visitado coso de Palma de Mallorca, se corrió un encierro de don Antonio Flores Tassara, alternando “Pedrés” con Victoriano Valencia y Manolo Villalba.
El 21 se presentó en la Semana Grande de la Feria de Bilbao, para enfrentarse a una corrida del Marqués de Domecq, en terna con Curro Girón y “Mondeño”.
El 26 de agosto toreó en Alcalá de Henares (Madrid}, con Luis Segura, José Julio y el rejoneador Antonio Moreda. El 27 de agosto en Cieza (Murcia), lidió un encierro de don José María Arauz de Robles, alternando con su paisano Juan Monteroy los alicantinos “El Tino” y “Pacorro”, esta tarde sería la última que compartiría con Juan Montero.
El 10 de septiembre figura en el cartel de la Feria de Albacete en una corrida especial con cinco toreros locales y ganado de don Félix Moreno de la Cava, pero al final “Pedrés” fue sustituido por Juan Antonio Romero, quedando el cartel definitivo con Juan Montero, Juan Antonio Romero, Abelardo Vergara, José Gómez Cabañero y Emilio Redondo.
Original pintura firmada por el pintor albaceteño Ramón Ortiz con “La Chata” al fondo y tres toreros albaceteños en volandas: Chicuelo II, Pedrés y Montero llevados a hombros por toreros de Albacete (cedida)
La segunda tarde anunciado en la Feria de Albacete fue el día 12, ésta si la torea y formó cartel con Cesar Girón y Gregorio Sánchez, lidiando un encierro de Pablo Romero. El 13 repitió en Albacete, acompañado de Antonio Ordoñez y Curro Girón, las reses llevaban el hierro de don Emilio Ortuño “Jumillano”.
1961, segunda retirada en Valladolid
Decidió retirarse nuevamente, toreando la última corrida el 19 de septiembre en Valladolid, con Antonio Ordoñez, Gregorio Sánchez y astados de “Barcia”.
Reaparece en 1963
Descansó un año, y en 1963 volvió a reaparecer de forma espectacular, ante el fervor de críticos y aficionados, siendo una de sus mejores temporadas, con sesenta y nueve corridas en el escalafón español, cortando cuarenta y una orejas y cinco rabos.
Durante este tiempo de retirada-descanso de nuestro protagonista, vamos a ir relatando algunos acontecimientos que ocurrieron en ese año de 1961, así mismo les ofreceremos algunos artículos de opinión y anécdotas dedicados a Pedrés.
Pedrés con Buñuel hijo en la plaza francesa de Lunel (cedida)
Del portal taurino Mundotoro recogemos esta anécdota de carácter político-cinematográfico-taurino fechada en 2021 y que resultó divertida, pero en aquella época pudo resultar hasta peligrosa.
Pedrés, Buñuel y la cinta de Viridiana
“Hace 60 años que se estrenó en Cannes (año1961) el film icono del cine español: “Viridiana” de Luis Buñuel. Ni la película, ni el cine español, ni la cultura español, serían lo mismo sin esta obra que fue producida y llevada a Francia a riesgo de su vida, por un torero.
Era el año 1961 y Viridiana debía viajar a Francia, para ser presentada en el festival de Cannes. Exiliarse, pero, además, jugándose el pellejo. Y ¿saben quién puso bolsa y vida para ello? Un torero: Pedrés.
Juan Luis Buñuel relató en su día cómo se urdió el plan. Él viajó en tren con los rollos de la película hasta Barcelona. Allí, para pasar la frontera sin que incautara la cinta, camuflaron los rollos entre los capotes de brega y esportones en el coche de cuadrillas del torero Pedrés.
Así, custodiada por tres banderilleros, dos picadores y un mozo de espadas, el negativo cruzó la frontera y llegó de noche a Lunel, fin del trayecto de los toreros que toreaban al día siguiente en esa plaza.
Al día siguiente, la película salió en un coche preparado por Domingo Dominguín, apoderado entonces de Pedrés, para llegar a París donde ganaría la Palma de Oro del Festival de Cannes. En España, la película fue eliminada de la filmografía española y hasta el día 9 de abril de 1977, misma fecha en la que se legalizó el Partido Comunista, no se autorizó su proyección.
Una escena de la película de Luis Buñuel “Viridiana”, que fue prohibida en España (cedida)
Esa copia standard para el subtitulado, sería la que sacaría de “contrabando” Juan Luis Buñuel con Domingo Dominguín y no el negativo como creían.
Juan Luis lo cuenta: “yo con Domingo Dominguín y un torero que se llamaba Pedrés, me llevé los negativos en tren hasta Barcelona. Y allí, en una camioneta con Pedrés y tres toreros, un picador, etc., puse los negativos atrás, los cubrí con los capotes y salimos de España. Así que saqué el negativo debajo de unos capotes de torero y fuimos a Lunel. Tengo hasta fotos. Fue un viaje muy interesante, y al día siguiente llevé los negativos por tren hasta París”.
Encuentros con Benlloch
Ahora, les invito a un relajamiento para que degusten esta magistral entrevista que José Luis Benlloch le hizo a Pedrés en Aplausos a primeros de 2019:
Pedres, su distancia creó escuela
José Luis Benlloch (Aplausos diciembre de 2006)
Exhaustiva entrevista al maestro Pedrés, de quien Benlloch dice en la introducción: “el maestro Pedrés sigue mirando con cariño y nostalgia al joven que redujo espacios y que acreditó la marca torera de Albacete”.
“Fue torero de ferias grandes bajo dos personalidades muy dispares. Fue pasión pura y fue técnica depurada. Necesidad y cálculo” tengo escrito sobre Pedrés. Justo lo que marcaba el reloj de la vida. Ya saben, a cada edad le corresponde ineludiblemente un toreo y hasta aquel chavalote serio y tenaz que dejó Almacenes Lorenzo donde trabajaba para irse a la conquista de su futuro, tuvo que someterse a la lógica vital y artística: primero el corazón y luego la cabeza, y, como la argamasa que lo cosía todo, la personalidad.
Fue capaz de dividir su tierra por la mitad cuando todavía era novillero recién llegado, de tal manera que en Albacete, en los albores de los cincuenta, se era de Montero o se era de Pedrés.
Pedrés en el herradero de 2003 en “Los Labraos” (cedida)
Fue, por todo ello, el primer eslabón de una escuela, la manchega, que tuvo ilustres continuadores dentro y fuera de sus lindes. Fue también el primero -junto a su amigo competidor Montero- que enarboló la bandera de la tierra e incendió el orgullo patrio; con él, en justa correspondencia, ser de Albacete comenzó a ser una seña de identidad con crédito.
En esa evolución artística acabó descubriendo y conquistando su terreno en la plaza, el que durante mucho tiempo se dijo que era el terreno del toro, justo donde él se sentía a gusto, y naturalmente acabó teniendo su sitio en la vida.
“Fue, es, un personaje. Socarrón, hombre de amplio escuchar y breve hablar, de una sola palabra y recto proceder, buen inversor y amigo de sus amigos” escribí sobre Pedrés en la última de las varias entrevistas que tuve ocasión de hacerle.
Ahora, pasados los años, cuando el ciclo vital estrecha las distancias como se las estrechó Pedro al toro, hemos entendido que es de justicia rescatar aquellas charlas de entonces para que los más jóvenes sepan quién fue Pedrés, el primer eslabón de lo que luego fue una escuela y una forma de entender el toreo que setenta años después sigue vigente: un toreo en las cercanías, ligado y despacioso.
La charla ya no es posible, el maestro por esas aristas que tiene la vida no puede expresar los sentimientos que sí transmite su mirada. Escucha, sonríe, te estrecha la mano con ternura en cuanto tiene ocasión…
Pedrés, su hijo Pedro y Julián, el fiel mayoral de la ganadería (cedida)
Las paredes y las vitrinas de la casa de Ferraz resumen los momentos más destacados de su carrera. El vestido de su presentación en Madrid, un rosa que fue su color preferido desde entonces, hasta tal punto que lo eligió como parte de la divisa de su ganadería; el azabache del luto que le guardó a su madre; las pitilleras de la época que le regalaban en los muchos festivales de lujo en los que participó; cabezas de toros, desorejados naturalmente…; el cartel de la pedresina según la versión de la misma que hizo otro maestro, Juan Reus; la foto de aquel encuentro formidable con Juan Belmonte nada menos o la de una charla con Rafael el Gallo al que Pedro mira con devoción y los trofeos de sus éxitos más destacados, un cuadro de Benjamín Palencia… es la estancia más íntima de una figura del toreo que sigue amando el toreo.
De un encuentro anterior rescato un fragmento de la entrevista, imprescindible para entender al maestro de Albacete.
-¿Hubo dos Pedrés?
-Yo creo que sí, sí, seguro.
-Recordémoslo.
-El de la primera etapa era la inocencia, el querer ser algo en la vida por encima de todo. Mi única noción era arrimarme y quedarme quieto. Que pasase el toro, por donde fuese, por delante o por detrás, pero que pasase. Y yo quieto. Era como si tuviese prohibido moverme. Esa fue mi primera época y creo que la más bonita de mi vida.
Manolo Camará, Pedro Mari Azofra y Pedrés en una jornada riojana (cedida)
-Como receta eso es muy duro, muy difícil. –
No. No porque era lo que quería. Además, aquella inocencia, aquel no saber qué iba a hacer, no sabes cómo impactaba en el pueblo. Transmitía riesgo. No sabía, pero me salían las cosas y eso lo hacía todo más fácil.
-Y en la reaparición llegó otro Pedrés. -Que también impactó mucho.
Fue el de las tres orejas de Sevilla, el Pedrés de Madrid, donde después de cinco pinchazos me dieron una oreja. En ese tiempo llevaba los toros muy largo y muy despacio. Había aprendido a torear mejor.
-¿Cómo surgió ese nuevo Pedrés?
-Cuando me retiré compré la finca de Salamanca y comencé a torear todos los días. Era lo que más me gustaba. Había días que toreaba por la mañana y por la tarde. Los amigos lo sabían y me llamaban, me invitaban a todos los tentaderos. Gozaba como nunca y descubrí el gusto por llevar los toros largos y templados.
-Es una buena explicación.
-Después de un triunfo en Palma de Mallorca se lo conté a Juanito Belmonte, que había estado viéndome en la plaza y al acabar vino a felicitarme. Me dijo que a su padre le pasaba lo mismo, que cuando se retiraba toreaba a diario en el campo, más incluso que cuando estaba en activo, y que por eso volvía a las plazas siendo aún mejor de lo que había sido.
Pedrés en un tentadero (cedida)
”Todos los toros no te dejan que le pongas el paso pero al que te deja, si eres capaz de hacerlo, hay que hacérselo. Te haces rico en cuatro días. Hoy día se les pide a los toreros que den distancia y eso acaba en el unipase. Das uno aquí y otro allí. Eso no es. El toreo es aquí te pillo aquí te mato. Ese es mi concepto”.
-Tengo la sensación de que te gusta más el primer Pedrés.
-Sí, sí. Era más impulsivo. No me importaba que me cogiese el toro. De verdad. Solo me importaba ser algo en la vida. Era lo único que contaba.
-Ya.
-Mira, había muchos toreros que se arrimaban mucho y que hacían el toreo muy bien. Así que para llamar la atención había que ir un pasito más allá que los otros. Y eso significaba, por ejemplo, cruzarse más que los demás y aquello gracias a Dios funcionó.
Rodeado de toreros y paisanos de su Albacete en el homenaje por sus 50 años de alternativa (cedida)
-¿Esa era tu técnica, cruzarte?
-Cuando el hombre está dispuesto ni hay terrenos ni hay nada. Ni cabe hablar de técnica. Con ese estado de ánimo puedes con todo. Y vale todo. Y si no tienes ese ánimo sobra todo.
-Tú eras muy amigo de ponerle el paso a los toros.
-Todos los toros no te dejan pero al que te deja, si eres capaz de hacerlo, hay que hacérselo. Te haces rico en cuatro días.
-Hoy día se les pide mucho a los toreros que den distancia. -¡
Oh, no! eso acaba en el unipase. Das uno aquí y otro allí. Eso no es. El toreo es aquí te pillo aquí te mato. Cuantos más y más seguidos mejor. ¿Por qué crees que El Cordobés tuvo el triunfo que tuvo?… porque los pegaba todos seguidos, a su manera pero seguidos. Y eso se logra poniendo el paso o no quitándolo. Bueno, ese es mi concepto.
-En ese sitio se acaban pronto los toros.
-Los que son bravos no.
-Ahora se dice “no lo ahogues, no lo ahogues” y ves que los toros se paran.
-Lo que no se puede hacer es darle vueltas al toro, ja, ja, ja! siempre a la misma distancia. A los toros hay que acortarles la distancia y siempre en línea recta. Cuando el toro vea que te echas encima verás si se arranca. ¡Joder! si se arranca.
Los vestidos de luces; el azabache por el luto a su madre y el rosa de la presentación en Madrid (cedida)
-Pues tu creación, la pedresina, es un muletazo de lejos.
-Una cosa no quita la otra. Eso surgió por mi ilusión de querer hacer más cosas que nadie, por querer superar lo que había. Entonces Litri citaba de lejos. Pues yo también. Él se lo pasaba por delante. Pues yo por detrás. Ese fue el origen.
-La diste por vez primera en Valencia. –
Por eso lo bautizaron primero como el fallero pero luego ya lo identificaron más conmigo y le pusieron la pedresina.
-La dabas al hilo de las tablas.
-Menos una vez que la di en los medios. Esa primera vez fue en las Fallas de 1952, ante un novillo de Atanasio. El muletazo adquirió tal popularidad que en ese tiempo dibujabas ese pase en el sobre de una carta y el cartero la llevaba a casa de Pedro. Hubo otro muletazo de su creación en ese tiempo, el primero que llamaron pedresina y que después desapareció en favor del primero.
“La Pedresina”, un espectacular pase por detrás (cedida)
Este lo inició en Albacete y tiene una anécdota de lo más curiosa. Un pariente del maestro comenzó a gritarle desde el tendido “¡dale manoletinas, dale manoletinas Pedro!” y quiso darle gusto, solo que cogió la muleta como la pudo coger, digamos que regular, y el pariente gritó: “¡Anda, leches, si las das del revés…!”. Pero ante la reacción del público, que las acogió con gran entusiasmo, Pedro siguió dándolas de aquella guisa y la bautizaron como la pedresina.
-¿Había que sufrir para ser torero?
-Cuando llegas al toro creo que sí, que la necesidad ayuda. Para salir a jugarte la vida tiene que ser por algo muy importante, algo tan importante como resolver tu propia vida. Si la tienes resuelta ya todo es distinto.
-¿Y luego, cuando ya estás instalado?
-Yo tuve otro reto, dominar la preocupación de la mañana, el desasosiego de saber si vas a estar bien o no vas a estar bien. Cuando lo dominaba me creía el amo del mundo.
-Te retiraste pronto la primera vez.
Con tres años de alternativa. -Lo que pasa es que fueron como seis teniendo en cuenta que no paraba ni en invierno. La retirada fue cuestión de agotamiento físico. Camará se dio cuenta y me aconsejó que descansase. Me lo dijo un día, “Pedro, deberías parar”. Me lo dijo sin esperármelo, le pedí tiempo para pensarlo y al día siguiente fui a verle y le dije que de acuerdo, que paraba.
Puerta Grande en Las Ventas de novillero (cedida)
-Pronto lo pensaste.
-Es que era cierto que estaba agotado. Además confirmé que ya podía vivir de lo que había ganado, que era mucho más de lo que necesitaba. Mis primeras ambiciones, por tanto, estaban cubiertas, así que le reconocí que tenía razón. Cuatro años después volví a llamar a Camará. Me había recuperado y además había descubierto que lo que más me gustaba era torear.
-Le llamaste y le dijiste que reaparecías.
-Me preguntó si lo había pensado bien, le dije que sí y ya no hubo más. Arrancamos a torear.
Lo del agotamiento había sobrevenido por una afección pulmonar que le obligaba a torear con un neumotórax y, por tanto, con un solo pulmón. Lo superó, presumía entre bromas, quedándose quieto: “Si no corrías no necesitabas el pulmón”.
Pedrés en el centro, Jumillano, Posada, Victoriano Valencia, Gregorio Sánchez, Andrés Hernando, etc. en la inauguración del mosaico que detalla las salidas por la puertas grandes de los toreros de Las Ventas (cedidas)