
Compartimos la jornada con Teresa Jareño y sus hijos en Madrid. Nos acompañó el ilustrador medinense Pepe Moreda
Fue un día memorable para quien esto relata. Nada menos que 57 años habían transcurrido desde que vimos a nuestra Teresita Jareño por última vez. Y fue en el bar de mi familia (Los Santos), cuando ella estaba en pleno apogeo artístico y giraba algunas visitas a su querido Villarrobledo.
Allí acudió con sus primas Dolores y Gabina para tomar un refresco o un café, no recuerdo bien a pesar de ser yo quién se lo sirvió cuando uno estaba detrás de la barra de mi querido e inolvidable Bar Los Santos. Y el pasado jueves volvimos a verla en su casa de Madrid.
El Libro
Habíamos quedado con Teresa y sus hijos para ir ultimando lo que será la gran obra literaria de mi vida: el libro “Teresa y Pedrés, en el arte y en la vida”, que pronto estará en imprenta para su edición. Un tomo de casi 300 páginas que fuimos creando a raíz de lo que iba a ser una entrevista a Teresa Jareño, nuestra Teresita como siempre la conocimos.
Portada del libro sobre la historia de Teresa y Pedrés
Su casa: un santuario taurino
Antes del almuerzo visitamos su casa. Un auténtico santuario taurino donde “Pedrés” preside casi todos los rincones de la casa. Teresa nos mostró orgullosa todo lo recopilado en la historia de su marido, fallecido en 2021. Sin embargo de ella no hay excesivas muestras en la casa.
Ella las tiene a buen recaudo en sus diversos álbumes y otros recuerdos, cuyas fotos, docenas y docenas, hemos ido mostrando a lo largo de los 23 capítulos que hemos venido editando en el digital de Miguel Parreño: www.villarroblediario.com
Gracias, Miguel una vez más.
En el tiempo que estuvimos en su casa no paramos de hacer fotos, era el momento propicio para ello y las reflejamos en este reportaje dedicado íntegramente a nuestra admirada paisana Teresa.
Con Teresa Jareño en el salón principal de su casa, repleta de recuerdo.
Sin duda, en este santuario taurino hay auténticas maravillas: fotos de Pedrés que inundan pasillos y salones; vestidos de torear, pinturas de Benjamín Palencia, (el gran artista de Barrax) del pintor taurino Roberto Domingo, apuntes del polifacético francés Jean Cocteau (en uno de los dibujos refleja el autor que solo hay tres: uno para Curro Romero, otro para El Cordobés y otro para Pedrés). Y un apunte de Dalí.
Cuadros y fotos de Pedrés que destacan en el salón: la “pedresina”, abrazando a Juan Belmonte, el detalle del dibujo de Cocteau, etc.
Trofeos, bandejas y metopas de distintos metales donde se reflejan los numerosos triunfos que cosechó el diestro de Albacete. Libros, revistas de toros de la época dorada de Pedrés, trajes de luces de grandes triunfos. En fin.
En el largo pasillo cuelgan numerosas fotos donde invitamos a Teresa a posar junto a ellos y, aunque con reticencia, logramos que lo hiciera
Luego llegarían María Teresa y Pedro, los dos hijos mayores, mientras que Rocío, la pequeña de la familia, y nuestro amigo Pepe Moreda esperaban en el restaurante donde la familia nos ofreció un exquisito almuerzo.
Pepe Moreda
Allí les presenté a Moreda, un pintor y amigo de Medina del Campo, al que conozco desde mi llegada a Valladolid. Pepe lleva un Madrid un montón de años, pero no olvida a su terruño ni a sus amigos. Ha trabajado en Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. Su sapiencia de toros es infinita, tanto como su pintura e ilustraciones.
Teresa flanqueada por Pepe Moreda y un servidor. El fondo no puede ser más taurino
Moreda tiene en su haber más de cien exposiciones, y sus obras de cartelería taurina y de toros en la dehesa, gente del toro, etc., están en poder de muchos coleccionistas de arte. Pues Pepe, mi amigo, se ofreció incondicionalmente a realizar la maquetación, el diseño del libro y sus extraordinarias ilustraciones, que le dan a la obra una gran distinción. Pepe no ha cobrado nada por su aportación. Gracias, torero, como me dices tú a mí.
La foto de la portada y el título de la obra literaria hay que atribuírsela a Beatriz Sanz, una sobrina de Teresa que hizo Bellas Artes y tiene ideas excelentes. A cada uno lo suyo. Barajamos varios nombres, y finalmente a Teresa le gustó el de “Teresa y Pedrés, en el arte y en la vida”, con una foto que recuerda a ambos protagonistas en sus facetas y en su vida privada.
“El Pimiento Verde”
Una vez en el restaurante les presenté a Moreda, y a mí me presentaron a Rocío, la cara simpática de la familia, a la que solo conocía por wasapp. En la carta que escribió a su padre y que se publica en el libro, decía que “cantaba como Pedrés y toreaba como Teresa”. Pero lo cierto es que Rocío tiene arte para dar y tomar. Por cierto que ella no sale en la foto junto a su madre y hermanos. Se nos olvidó hacerla en el restaurante y luego tuvo que marchar a casa y no subió con nosotros a ultimar los detalles del libro. ¡Lo siento Rocío!
Se trata de un local moderno que antes fue sidrería. Está ubicado en el centro de Madrid y con una cocina vasca y típica del norte realmente estupenda. De entrantes nos pusieron flor de alcachofas, pulpo y unas croquetas de chipirones. Todo ello, digno de admirar por su preparación y aderezos…y de su comer.
Y de segundos, todos pescados; fresquísimo y excelentemente cocinado: Rape a la bilbaína, compartido para María Teresa y Rocío, Teresa y un servidor, mientras que Moreda -de carne de toda la vida- pidió merluza. A Pedro le sirvieron una ración de lomo de lubina. Los platos iban guarnecidos con patatas panaderas, excepto la lubina que llevaba gran variedad de verduras. La verdad es que, tanto en presentación como en comer, fue realmente un manjar.
El rape (a la izquierda) era una fuente compartida para cada dos. La merluza y la lubina individual.
Todo ello fue regado con rosado de verano, tinto, cerveza y agua, respectivamente y en cantidades muy moderadas. Ellas/él no tomaron postre, aunque sí café. Pepe pidió tarta de queso y un servidor un par de bolas de helado. No puedo opinar de pecio porque nos invitó Pedro. Pero sí eché un vistazo a la carta para pedir las comandas y no pareció excesivo su precio, en función de la calidad y el servicio.
Pepe Moreda, María Teresa, Teresa y Pedro. Faltó Rocío.
Tras el opíparo almuerzo, partimos hacia el piso de Teresa para ultimar los detalles del libro, su encuadernación, formato, etc., etc. Y sí quedó claro una cosa: la primera presentación del mismo será en nuestro Villarrobledo del alma porque Teresa quiere hacer una donación de libros a su pueblo, y los beneficios que se obtengan irán a parar a alguna asociación que se preste a venderlos y a nuestro Asilo de Ancianos. Se están estudiando algunas fórmulas para ello.
Moreda nos sacó esta foto a “traición” a Teresa y un servidor mientras comentábamos las cuestiones literarias
Moreda, posando junto a un vestido de Pedrés, que le hizo una tremenda ilusión, y con una de sus ilustraciones
Los agradecimientos de Teresa
Hemos dejado para el final, y no por ello menos interesante, unos párrafos de Teresa en forma de agradecimiento. Iban a ir en forma de pregunta-respuesta, pero me dijo que estaba inspirada, como cuando salía a escena a interpretar sus canciones, y lo hizo todo ello de corrido, como suele decirse. Ella es una mujer generosa, sensible y agradecida. Estas son sus palabras. Habla el sentimiento:
“Santos, no sé si voy a saber contestar a tus preguntas. Para mí todo esto es nuevo y, como tú sabes, esto empezó con una pequeña entrevista para el digital de Villarrobledodiario, que dirige Miguel Parreño, una persona maravillosa, con permiso de Conchi, su mujer. Gracias, Miguel.
¿Que qué se siente? Difícil de explicar. Ni por lo más remoto pensaba yo que esto podía suceder. Pero por otro lado ha sido muy fácil al ver con todo el cariño que mis paisanos los recibían.
En cuanto a lo del libro, mi reacción es más compleja. Pienso que no sé si me lo merezco. Pero qué quieres que te diga, esa pizca de vanidad que tenemos los humanos me hace feliz porque sé con el cariño que está hecho y con el cariño que lo recibirán aquellos que me han dado ánimos y han llenado un hueco que había en mi corazón. Gracias a todos ellos tanto a los de mi pueblo, Si, lo digo con orgullo, los de mi pueblo, como los de otros lugares que me han seguido y querido.
¿Sobre la historia que has hecho de mi marido? ¡Qué quieres que te diga!, yo para mí es mucho más importante que la mía y que hablen de él es mi mayor orgullo también, cómo va mezclada con su profesión y vida particular como ganadero, empresario y, sobre todo, como esposo, como padre, en fin, como persona, no como torero. Me enorgullece haber compartido 53 años de mi vida con él y ahí él ha quedado para la historia.
Y ahora me vas a permitir agradecer y darles las gracias a todas aquellas personas maravillosas, aunque alguna no la conozco en persona como Miguel Parreño. A Pepe Moreda, gran pintor y persona encantadora a quién sí he tenido el gusto de conocer. Y aunque a ti, Santos, no te guste, quiero darte las gracias por haberme acercado a mi pueblo, por conocerte y por saber de esa maravillosa familia que tienes.
Villarrobledo, seguiré en contacto con todos vosotros. Gracias por vuestro cariño. Un abrazo para todos”.